domingo, 28 de abril de 2013

MONSTER´S BALL: UN HELADO BAJO LAS ESTRELLAS



Hay películas que se agostan con el paso del tiempo y las hay que cobran un vigor inopinado. Monster´s Ball pertenece al segundo grupo. Cuando se estrenó, en el ya lejano 2002, disfrutó de críticas razonablemente generosas, y una bellísima Halle Berry se alzó con el Oscar a la Mejor Actriz del año, el primero para una actriz de color. Nos gustó, nos dejamos impregnar por su atmósfera turbia, cargada de tensión, y asistimos a un memorable encuentro sexual, de rara intensidad, que está ya en las antologías... pero, sin ser todo ello poca cosa, no fue más allá.

Revisada hoy, y aun sin alcanzar el rango de obra maestra, se nos revela una película más sólida, rica y sugerente. De diálogos ajustados, precisos e incisivos como el bisturí de un cirujano, pero contada esencialmente con la cámara, con la mirada, como en el mejor cine clásico. Late en ella un feroz alegato contra la pena de muerte, presentada con una asepsia y frialdad que estremecen por contraste, sin necesidad de subrayados grandilocuentes; también contra el racismo, que está aún en el corazón mismo de una sociedad lastrada por décadas de odio y fanatismo. Es una película honesta, que no oculta las debilidades, los rasgos menos agradecidos de sus personajes centrales; pero, al mismo tiempo, les concede una posibilidad de redención, un pequeño hueco bajo las estrellas mientras degustan un helado de chocolate.

Para obrar esa alquimia se hace preciso contar con intérpretes arrojados y pletóricos de talento. Marc Forster los encuentra en un contenido Billy Bob Thornton, aquí en el que acaso sea su mejor trabajo hasta la fecha. Thornton transmite con sinceridad y economía de recursos la desolación de un hombre atrapado en las redes de un linaje perverso, pero que es al tiempo un reflejo del entorno en que discurre la acción. Halle Berry traspasa la pantalla desde su irrupción en ella y se transmuta en su personaje, una Leticia que conmueve y desarma. El sexo de alto voltaje de la secuencia ya citada sublima el estado de necesidad de los personajes, su urgencia por encontrar un afecto siquiera primario; el puro contacto con otro ser humano del que ambos están huérfanos.


Junto a ellos, unos secundarios que con dos trazos certeros dibujan a la perfección sus roles: el malogrado Heath Ledger, en un breve pero intenso papel, y Peter Boyle, como el octogenario jerarca que encarna el legado de racismo e intolerancia que es el tuétano de la trama. Es el mismo Boyle inquietante y engañosamente cercano que ejercía como mentor de Robert De Niro en Taxi Driver, tres décadas atrás.


2 comentarios:

BASIL THANKACHAN dijo...

interesting blog.

Anónimo dijo...

Hola,muy buenas. Os escribo para exponeros un interrogante y un favor. Resulta que mi nombre es Aitana, no es muy común,ni siquiera tengo santo. Por ello,me ha intrigado tanto cuando un señor,al escuchar mi nombre, hizo mención a un viejo western donde por lo visto este era el nombre de una chica india. Acudo a vosotros porque no sé quién más puede saber de qué película se trata. Sin más,agradeceros vuestro tiempo y un saludo! Mi email es malunagari@hotmail.com