lunes, 18 de febrero de 2008

EL ADIÓS DEL JEFE BRODY


Me lo comentó mi buen amigo Óscar Córdoba (magnífico blog, por cierto): ha muerto Roy Scheider. Sí, el coreógrafo que conversa con la muerte en All That Jazz, pero sobre todo el Jefe de Policía de Amity en Tiburón, la obra maestra de Spielberg. Un excelente actor sin duda: sobrio, preciso, nada histriónico.
En los últimos años, como tantos otros, había encontrado cobijo en la televisión, en la que llegó a protagonizar una serie de cierto éxito, Sea Quest.
Scheider sobrevivió a duras penas al rodaje de Tiburón, uno de los más azarosos en la memoria de Hollywood. Durante el mismo improvisó la frase que se haría célebre. Tras la primera acometida del enorme escualo a la embarcación que pretendía darle caza, Scheider se dirigía a Robert Shaw, el lobo de mar Quint, y le espetaba aterrorizado: "Necesitaremos un barco más grande". A Spielberg le gustó y la mantuvo en el montaje final. Con el tiempo se convertiría en una cita de culto para muchos cinéfilos (en particular, estadounidenses), que comenzaron a hacer uso de ella en su vida cotidiana, al encontrarse ante una coyuntura de compleja o difícil salida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

la verdad es q para mi tiburón es una de las dos películas q mas me gustan. La expresión del jefe al ver a semejante escualo es magistral, entre miedo, desconcierto...

http://es.youtube.com/watch?v=Q38q8UzWIiI

JAVIER ORTEGA dijo...

Estoy contigo, Nanna. "Tiburón" es un clásico incontestable y un prodigio de puesta en escena (a pesar de las enormes dificultades que acompañan cualquier rodaje en el mar).
Por momentos creo que está más cerca del género de aventuras que del terror en sentido estricto. Recuerdo en ese aspecto pasajes estupendos, como la persecución de los barriles que marcan la posición del escualo, puntuada por una música vibrante y contagiosa del gran John Williams.
Y el dibujo de personajes es excelente: desde el propio Jefe Brody, inmerso en una situación que escapa a su control y a la rutina de sus quehaceres cotidianos, al alcalde que interpreta con solidez Murray Hamilton, arquetipo del político con la mirada puesta únicamente en la siguiente cosecha de votos... pasando por Quint, el avezado lobo de mar, progresivamente enloquecido, con reminiscencias del capitán Ahab de "Moby Dick".
¿Se nota que me gusta?

Óscar Córdoba dijo...

Aunque, según creo, debemos agradecer a la providencia que el aparatoso mecanismo del escualo no funcionase bien casi hasta el final del rodaje (aunque nunca llegó hacerlo del todo), lo que obligó a que las apariciones fuesen más bien sugerencias, abriendo el camino, por cierto, a muchas películas posteriores.

Anónimo dijo...

Hola Javier, ¡Qué te voy a decir de Tiburón!. Tengo un recuerdo sentimental ligado a esta peli que no puedo olvidar.
Había unos grandes carteles publicitarios, meses antes de que se esttrenara la película, en Picadilly Circus de Londres. Por aquellos días dejaba definitivamente aquella ciudad en la que había vivido cuatro años y a la que me ligaban tantas cosas.
Meses más tarde veía la peli en mi nueva tierra, ya definitivamente instalado, Gran Canaria. Así que esta peli marcó una transición muy importante en mi vida.